300. CONSAGRACION
No comprendía la magnitud de nada de lo que estaba sucediendo, pues no sabía absolutamente nada, confiaba ciegamente en mi Julián y para mí, eso era más que suficiente. Hice el juramento que me decían.
Yo, Ángel del Castillo de Luz.
Pertenezco a la magia.
Juro que respetaré y honraré la luz,
la utilizaré, y la veneraré.
por los siglos de los siglos,
prometo ser un servidor de la luz.
Me alegré de que fuera tan corto y que no tuviera que memorizar nada, por suerte ya Julián me lo había enseñado. Lo pude decir sin dificultad y sin equivocarme las tres veces que tuve que repetirlo. Luego de volver a tratar de atraparme, dijeron tres conjuros, giraron tres veces a la derecha y desaparecieron.
—¿Se acabó?
Pregunté respirando aliviada al ver cómo habían desaparecido todos los seres extraños que estaban a mi alrededor. Todavía Julián permaneció conmigo dentro de aquel extraño círculo energético que había creado en el piso, mirando para todas partes volvió a colocar dos dedos en mi