Los minutos fueron transcurriendo, Emily se encontraba en shock, con la poca luz que tenía en su mano enfocó en dirección de donde provenían los gruñidos, dobló las rodillas y cayó sobre la roca.

El llanto se transformó en pequeños susurros de lamento, de su boca ni siquiera podía salir un solo sonido, se trataba de una madre oso, quien se mostraba furiosa y dispuesta a destruir todo a su paso.

De repente Noah logró escuchar los gruñidos, apagó la luz, observando que Emily se encontraba en peligro, sin otra salida se acercó de manera sigilosa, sacó de su bolsa un spray anti osos; solo tenía uno, así que debía acercarse lo suficiente, porque si no lograba hacer que aquella madre se alejara, Emily estaría corriendo grave peligro.

Noah una vez que se encontró cerca encendió la luz para llamar la atención del oso, luego sin pensarlo dos veces rocio el spray; por fortuna Noah logró ahuyentar aquella madre oso, luego subió sobre la roca, tomó a Emily en sus brazos para cerciorarse de que no