Una vez que Noah salió de la mansión de su padre su cabeza daba vueltas, se sentía una basura, se reclamaba a sí mismo por haber dejado a su padre solo.

De cierta manera se sentía culpable por no haber estado a su lado y haberlo aconsejado, haber sido insistente, haber interferido de cualquier manera así nada de esto hubiese sucedido.

Se arrebató la corbata de un solo tirón, la lanzó al piso, la muerte de su padre causaba demasiado dolor, mucho más de lo que llegó a imaginar, había quedado solo, ya nada tenía sentido, haber forjado aquella empresa desde cero lo había hecho con un único propósito.

Sí, demostrarle a su padre que era capaz de conquistar el mundo si se lo proponía, cerró los puños con fuerza, ¿a dónde ir, qué hacer?, se cuestionó; lo único que tenía claro era que Emily tendría que pagar por la muerte de su padre.

Noah en tan poco tiempo había cambiado su manera de pensar y su manera de actuar, aquel hombre noble y con el corazón más dócil del mundo se sentía destrozad