Primer encuentro

De repente alguien golpeó su espalda, Noah gruñó sin tomarse la molestia de brindarle atención, lo primero que supuso era que se trataba de un ebrio que había perdido el equilibrio.

Mientras tanto, Emily sirvió una copa más. Estaba celebrando su cumpleaños con su amiga. Zoe la acompañaba la mayor parte del tiempo, estar con su amiga le hacía salir de la rutina.

Zoe miró su teléfono, debía irse. Emily por su parte quería quedarse allí, celebrando un poco más. No quería estar en la casa, quería beber hasta olvidarse al menos por un día de su realidad.

Ella continuó bebiendo, se puso de pie para bailar, su cabeza daba vueltas, estaba realmente mareada. No estaba acostumbrada a beber tanto.

Ella se ubicó en la mitad de la pista, mientras movía sus caderas al ritmo de la música ignorando por completo a las personas a su alrededor, en ese momento solo importaba ella... Nadie más.

Noah se giró y observó a la mujer que estaba bailando en la pista. Quedó hipnotizado con su belleza, le fue inevitable no mirarla. Emanaba sensualidad, con cada uno de sus gestos, con cada uno de sus movimientos.

Ella dejó de bailar cuando la música terminó de sonar, se dirigió hasta la barra por un poco de agua. En ese momento sintió como chocó contra alguien.

—Disculpe señor, resbalé y accidentalmente caí sobre usted —se excusó.

Noah soltó el vaso sobre la barra, levantó la mirada y lentamente giró su cuerpo al escuchar aquel melódico tono de voz.

Sus ojos se abrieron ante la belleza de aquella mujer, su mirada se perdió en aquellos ojos color azul claro, por un instante todo a su alrededor dejó de existir, era hermosa, hacía mucho tiempo que una mujer no lograba causar esa impresión en él, y menos de aquella manera como la rubia lo logró hacer.

—Pierde cuidado, no ha sucedido nada malo, todo lo contrario tu presencia ha hecho que la noche tenga sentido —Emily recogió el cabello atrás de su oído y le brindó una sonrisa genuina, una donde mostraba un enorme aviso de disponibilidad—. Te invito una copa.

Ella lo dudó, pero al final terminó aceptando. Noah sonrió mientras que le hizo una seña al bartender para que trajera dos copas, estaba hipnotizado ante la belleza de ella. Realmente le había llamado demasiado la atención.

Emily se giró y regresó a la mesa, Noah tomó su pequeño maletín y fue atrás de la rubia, mientras que ella caminaba movía su delgado cuerpo al ritmo de la música logrando llamar la mirada de los hombres que se encontraban a su alrededor.

Noah había dedicado su vida a los negocios dejando de un lado su vida personal, pero eso no quería decir que fuera a dejar pasar aquella oportunidad, se sentó alrededor de la misma mesa, le sonreía de manera coqueta, él sabía como sería el final de la noche.

Luego de unas cuantas copas, Emily le pidió que bailara, Noah de inmediato se levantó y movieron sus cuerpos al ritmo de la música,

Mientras que ella bailaba hizo un giro quedando frente a él.

Él mordió su labio inferior deleitándose queriendo saborear los suyos, ella cumplía todas sus expectativas.

—Mi nombre es Noah, ¿cuál es el tuyo? —ella sonrió, estiró el brazo con delicadeza y colocó la mano sobre la suya.

—Mucho gusto Noah, soy Emily —El brillo de sus ojos tenía encantado a Noah.

«Emily, hasta el nombre es hermoso, definitivamente esta es mi noche de suerte», pensó Noah sosteniendo aquella delicada mano.

Tomaron asiento, Noah pidió otra botella de la misma bebida que estaban bebiendo, las sonrisas y miradas iban y venían con mayor frecuencia, y la cordura de Emily era cada vez más nula.

Los dos se divirtieron como nunca antes, por supuesto ninguno de los dos habló de su vida personal, tan solo dejaron que las cosas se dieran; Noah sintiéndose completamente seguro acercó los labios a los suyos y le brindó un candente beso, el cual fue correspondido con la misma intensidad.

Con el pasar de los minutos las cosas se fueron dando, los besos fueron llegando de la manera más natural posible, Emily había perdido por completo su sentido común y el alcohol estaba haciendo estragos en su cuerpo.

—Te invito a otro lugar, ¿Aceptas? —ella asintió.

El alcohol había hecho de las suyas en su cuerpo y no pensaba con claridad.

Ellos salieron de allí, fueron hasta el apartamento de Noah. Él sirvió dos copas más. El deseo era palpable entre los dos y las ganas no se hicieron esperar.

Los besos y caricias intensas hicieron presencia, la ropa estorbo cayendo al piso sus prendas, dando pasos cortos fueron directo a la cama, Noah recorrió cada centímetro de su cuerpo brindando a Emily una noche cargada de pasión.

Como dos locos se entregaron en aquella cama hasta saciar sus necesidades, terminaron bebiendo champagne hasta que quedaron con sus cuerpos desnudos profundamente dormidos.

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