Gwyneviere pisó el césped y el portal se cerró rápidamente detrás de ella. Se encontraban fuera de la prisión del Nigromante, pero todavía no estaban a salvo. Sólo había podido transportarlos algunas millas más allá, y los ocultaban las copas de los árboles.
- No puedo transportarnos más lejos que esto. Tendremos que caminar un poco hasta que pueda reponer mis energías.
Caminaron en silencio. El peligro todavía estaba muy cerca y nadie pronunció palabra alguna por un largo rato.
La sangre de la mordida del lobo corría por el brazo de Gwyneviere, pero no importaba. P