- Nigromante. Te lo dije -dijo Darion, del otro lado de la celda.
- Cállate, Darion -respondió Gwyneviere-. Estoy soñando, esto no puede ser verdad.
- Pero lo es, te pellizcaría, pero estas cadenas no me lo permiten.
Poco después, el autómata regresó y extrajo sangre de Darion. Gwyneviere estuvo atenta escuchando.
- Maldito -dijo Darion, en voz baja, cuando hubo terminado.