Pov Lilian

El silencio se levanta entre los dos, pero me permito respirar con tranquilidad. Aunque quiero hablar, preguntar qué vamos a hacer, cómo me sacará de aquí, qué quiere que haga, todas mis preguntas quedan en el aire.

—Si quieres escapar, necesito comprobar que no mientes — menciona; sus ojos están fríos.

—Ya lo dije. Haré lo que quieras — menciono, levantándome del piso.

—Las palabras no me sirven si están vacías. No te ayudaré a salir hasta que yo obtenga lo que quiero.

—¿Y qué es lo que quieres? — pregunto con evidente fastidio.

—Información. Alonso es demasiado inteligente; no deja que nadie entre a su despacho a menos que él lo diga. Necesito información de Alonso y de sus cabecillas.

—Pero yo no sé nada de eso.

—Es ahí donde entras… Vas a poner cámaras y micrófonos en su despacho.

El sonido de la voz fuerte de Alonso resuena en el pasillo. Me doy cuenta de que ni siquiera sé cuánto tiempo llevo fuera, pero sin lugar a dudas mi ausencia se nota. El traidor parece preocup