Cap. 240: Una esposa fugitiva. Un abogado prohibido.
Cap. 51: Richard es capaz de todo...
La llamada tomó por sorpresa a Richard. La voz al otro lado era áspera, sin rodeos, cargada de amenaza.
—Escucha bien, Crowe —dijo un hombre con tono seco y autoritario—. Tu mujercita ha estado hablando con una zorra que sabe demasiado. Y esa maldit@ parece que les entregó pruebas. Si uno cae, caemos todos. Incluyéndote a ti.
—¿Qué demonios estás diciendo? —espetó Richard, incorporándose en su sillón de cuero, con los nudillos blancos de tanto apretar el teléfono.
—No es un aviso, cabrón. Es una advertencia. Encuentra a tu esposa. Cállala. Porque si abre la boca, lo próximo que va a volar en pedazos no será una fábrica... será tu carrera, tu reputación y tu jodida libertad.
La línea se cortó en seco.
Por primera vez en mucho tiempo, Richard se sintió arrinconado. Su garganta se secó, y el sudor comenzó a correrle por la espalda.
Marcó de inmediato al número encriptado de su hombre en México. Al tercer tono, una voz conocida respondió.
—¿Sí?
—¿Dónd