Cap. 189: Una noche con el jefe. Un bebé inesperado.
Epílogo. Segunda parte.
Nathan no lo pensó dos veces. La cargó en brazos, ignorando los jadeos de los empleados que lo veían pasar como un rayo por el pasillo. Marie lo agarraba del cuello con una mano y del saco con la otra, como si fuera a matarlo o a besarlo. Aún no decidía cuál.
—¡Me duele! ¡Siento que voy a morir! ¡Avísale a mi mamá!
—No vas a morir —jadeó él mientras la llevaba al auto—. Pero si seguimos aquí, puede que nazca en el ascensor.
La acomodó en el asiento del copiloto, abrochó el cinturón con cuidado, le limpió la frente con una servilleta y la besó rápido en la frente.
—Respira, mi amor. Ya vamos al hospital.
—Te odio. Te amo. Estoy confundida.
—Yo también.
Encendió el auto y salió disparado por las avenidas de la ciudad, con las luces intermitentes puestas, mientras Marie gemía, se quejaba, reía, lloraba y repetía en bucle:
—¡Este niño va a nacer en medio del tráfico y tú tendrás que cortar el cordón con tus dientes!
Nathan solo aceleró más.
Las puertas del hospital