Cap. 106: Cena, tensión y celos.
La noche había caído sobre la ciudad con la lentitud de un telón oscuro. En la calle frente al edificio donde vivía April, el ambiente era engañosamente sereno. Las luces cálidas en las ventanas, los autos en reposo, y el murmullo lejano de una televisión encendida construían la ilusión de una calma perfecta.
A media cuadra, un vehículo oscuro permanecía estacionado con los vidrios polarizados y el motor apagado. Pasaba desapercibido entre los demás. Dentro, Megan observaba.
Llevaba allí casi una hora. No hablaba. Apenas respiraba. Solo miraba, atenta, como una fiera al acecho.
Con ayuda de unos binoculares, ya había memorizado los movimientos de los escoltas. Dos visibles. Uno en el portón principal, el otro rondando el perímetro posterior. Sus recorridos eran constantes, disciplinados. Profesionales. Una molestia calculada.
Megan apretó la mandíbula, exhalando lentamente. El odio hervía sin necesidad de palabras.
Se quitó la chaqueta de lana y se enfundó una sudadera oscura. Se reco