Kitt estaba un poco emocionado de poder celebrar el año nuevo ahora que no estaba tan enfermo, pero sería a la noche así que por mientras se sentía bastante aburrido teniendo que esperar a que pasarán las horas.
Nada era lo mismo desde que su perro Kev murió por salvar su vida de aquel secuestrador malvado. Sus cachorritos estaban tristes ya que perdieron a su compañero de juegos número uno, incluso los gatitos también estaban tristes aunque en menor medida, ya que también solían amar jugar con Kev, la mamá gata y el gato gordo no eran de los juguetones y ni hablar de la tortuga, pero Kitt igual sentía que todos extrañaban a Kev.
Su serpiente Fiona estaba cómoda en su nueva pecera que le trajeron allí a su cuarto (eso gracias a su pa... al papá de Iris) así que eso al menos lo reconfortaba, pero de verdad extrañaba mucho a su perro Kev, él era el mejor perro que tuvo, el más agradecido por el cariño que le dió, aunque hubiera estado algo viejito, todavía le quedaba mucho por delante.