Lucrecia le vendó las manos a Jimena, después ella se puso de pie, le dijo a su madre y a Diego.
—Caterina fue la que le abrió la puerta a Silvia. —Diego agregó:
—¿Qué demonios le costaba a Silvia decir que había sido su amiga.
—¿Aún se te hace extraño? Sabes muy bien que Silvia es un ser egoísta, no le importa los demás, y esa "amiga" debe ser igual. —Lucrecia con afán se fue hacia la puerta.
—Voy a decirle a Ignacio para que detenga el despido de todos los empleados.
Ignacio ya había salido de la habitación de Silvia, iba por el pasillo cuando apareció Lucrecia.