Amelia no se atrevió a preguntarle nada a sus supuestas amigas, púes no confiaba en ellas. Mientras duró la visitalas observó y escuchó hablar. Se preguntó en sus adentros cómo pudo compaginar con esas mujeres en el pasado; sus actitudes, su manera de pensar no iban con ella. Su forma de hablar y los comentarios que hacían, la dejaban fuera de lugar, se sentía perdida. Solo Samanta pareció darse cuenta que ella no estaba cómoda.
Mientras conversaban, Samanta le rizó el cabello a Amelia con la pinza.
Cuando las amigas de Silvia se marcharon, Samanta se quedó con ella.
—Noté que no te sentías bien; parecías como en otro planeta. —Amelia agachó la mirada, luego con una la expresión afligida le dijo:
—Me siento perdida, y no se cómo qué hacer para remediarlo.
—Siempre fuiste una mujer fuerte, no te daba miedo llevarte al mundo por delante, detestabas la candidez, muchas veces me enseñaste a no dejarme de nadie… solo debes encontrar a esa Silvia dentro de ti.
—No siento dentro de mi a es