POV: Axel Wong
Mi respiración era un caos. Cada bocanada de aire era como vidrio astillado entrando en mis pulmones.
Tatiana seguía en el suelo, con la espalda contra la pared, temblando. Su mano se aferraba al cuello, su mirada era una mezcla de miedo y desafío. Aún tenía esa maldita soberbia en los ojos. Esa que me provocaba el impulso de borrarla del mapa.
—¿Qué vas a hacer, Axel? ¿Matarme? —escupió con voz rasposa—. ¿Eso es lo que quieres ahora?
Me quedé inmóvil.
Por un segundo, solo uno, pensé que sí.
Que matarla sería lo más fácil. Lo más justo. Lo más lógico después de todo lo que destruyó. Pero entonces, entre la bruma de mi furia, vi algo en su rostro. No era solo miedo. Era satisfacción. Como si hubiera logrado su objetivo. Como si me hubiera arrastrado justo hasta donde quería: al límite.
No.
No le iba a dar ese placer.
Me incliné hasta quedar a su altura, apretando los dientes.
—Matarte sería un favor. Y yo no hago favores a las víboras.
Ella intentó incorporarse, pero le