Sara tiró del cabello de Luna, la empujó con fuerza contra el pavimento y ambas mujeres salieron rodando, ella ya no era la misma niña tonta que se dejaba humillar, se ganaría el respeto de las trillizas así fuese a los golpes, Así que se subió a horcajadas sobre Luna y le apretó el cuello contra el pavimento.— Yo ya no soy la de antes —le dijo. Le escurría champán por el cabello que la melliza le había tirado en la cabeza, la cara de la mujer estaba roja de la ira. Las otras dos mellizas llegaron corriendo con Luna para rescatarla del fuerte agarre en el que la tenía Sara, la tomaron por debajo de los brazos y la sacaron de ahí.— ¡¿Ahora qué está pasando?! No puedo creer que ya lleguen a esto — les gritó alguien desde la entrada, era Emiliano que corría hacia ellas.— Ella empezó — le dijo Sara mientras Luna se desarrugaba el costoso vestido. — No me importa que no hubieras empezado. Tú eres una accionista de la empresa y ejecutiva, y tú ahora eres la nueva diseñadora, no pueden d
Sara se apartó del agarre de Emiliano con fuerza, dándole un golpe en la muñeca. — No me puedes exigir que te diga nada, ya no importa. — No, te equivocas, importa, así que dímelo.— Pero antes no querías que te dijera nada — Emiliano dudó.— Pues ahora sí quiero.Sara sabía que no podía escapar de aquella situación, pero tal vez podía retrasarla un poco, así que abrió la puerta del auto en medio de la calle y salió corriendo a toda velocidad dejando al CEO en su auto, fúrico. No tenía dinero para tomar un taxi, así que tuvo que caminar hasta la estación del metro y cuando llegó a casa se encontró a su hermana ayudándole con la tarea a sus hijos. Mael corrió hacia ella y se le colgó del cuello, luego la tomó por la mano y la llevó al mueble. — ¿Dónde estabas, mami? — Sara observó los tres pares de ojos que se posaron en ella, con anhelo y esperanza. — Logré conseguir trabajo — les contó y Sofía se puso de pie y caminó hasta ella. — ¿Dónde? — Sara le apartó la mirada. — Soy la
En efecto, Emiliano Monter había pagado la colegiatura de seis meses por adelantado en uno de los mejores colegios de la ciudad. Para Sofía era complicado, estaba un poco triste de dejar a sus amigos con los que había estudiado durante toda su vida. Pensó que se graduaría con ellos, faltando tampoco cambiar de colegio era un golpe duro para la muchacha, pero no se lo dijo a Sara, la joven entendía que estaban pasando por un mal momento, que si Emiliano había pagado la colegiatura, lo mejor que podían hacer era aceptar, no podían darse el lujo de rechazar una gran oportunidad, pero Sara en la noche entró a la habitación de la muchacha que estaba acostado boca abajo con la cara entre las almohadas.— Tú volverás a tu antiguo colegio, te lo prometo.— Claro que no, Emiliano fue muy amable al pagarme un cupo en esta prestigiosa escuela, no puedo ser tan arrogante y malagradecida, además salir graduada de ahí sería bueno para mi currículum — Pero Sara negó.— ¿Y para tu vida? ¿Sería bueno?
Sara entró a la oficina de la gemela, era amplia, con un enorme ventanal. Cuando se sentó frente al escritorio Leticia la miró de los pies a la cabeza. — ¿Qué diablos es lo que quieres? — le preguntó la gemela. Sara se aclaró la garganta. Simplemente quería pedirle el favor y luego salir corriendo de esa oficina, pero luego se encogió de hombros.— Leticia, tú y yo nunca hemos tenido problemas, nunca hemos tenido un conflicto más allá del conflicto en el que nos haya metido Luna, siempre he creído que eres una mujer amable y emocional.— ¿Te estás burlando de mí? — preguntó la gemela y Sara negó con vehemencia. — Claro que no me estoy burlando de ti, a lo que quiero llegar es que no tenemos que ser enemigas, ninguna de nosotras tenemos que ser enemigas. Ahora trabajamos para el mismo equipo e independientemente de lo que hubiera pasado con nosotros en el pasado, no debería de afectarnos ahora — Luna dice…— ¿Y no estás harta de pensar lo que Luna piensa y hacer lo que te diga que
Sara llegó con la mujer, separadas únicamente por un palmo. Si alguna quisiera podría abofetear a la otra.— No permitiré que vengas aquí a insultar a mis modelos. Cuando me contrataron en la junta, fue muy claro que diseñaría para personas del común, es el nuevo nicho al que quiere apostar Casa Monter — Luna le apartó la mirada y miró por sobre el hombro de Sara a los seis modelos que estaban bastante incómodos.— Una cosa es diseñar para gente común, otra cosa es diseñar para mediocres. No me he partido la espalda todos estos años en esta empresa para que al final una gorda como estas termine modelando un diseño de Casa Monter. A mí no me importa si la gran diseñadora Sara Fansheri quiere dañar su reputación permitiendo que este tipo de personas modelen ropas con su apellido, pero no las modelarán con el emblema de Casa Monter en la etiqueta. Esta es una empresa del glamour, de exquisitez, para personas que son personas dentro de la sociedad, no para cualquiera que tenga el dinero p
Cuando Sara despertó en la mañana, estaba emocionada. Al fin tenía sus modelos de tallaje. Ese día lo citó a todos, debía tomar sus medidas y analizar sus físicos para entender cómo las telas podrían adecuarse a sus cuerpos, Cómo podría hacer los ajustes para que una persona un poco más gordita Que Kelly entrara dentro del vestido y también un hombre tal vez menos fuerte que Israel, el Moreno alto y musculoso, Así que se puso de pie en la mañana, se duchó con un agua muy fría y despachó a sus gemelos con la mujer que Emiliano había enviado para llevarlos todos los días a su prestigioso colegio, luego animadamente pagó la colegiatura de la escuela de Sofía con el adelanto de su sueldo que le había hecho Emiliano. Cuando estaba sola en casa tomó un par de Hilos de colores que tenía sobre el almacén y salió disparada hacia Casa Monter, mientras estaba en el metro su mente divagaba. Era lo que siempre hacía, imaginaba personas con prendas, cómo lucirían caídas, encajes y cortes, era su m
Sara dejó caer el cuaderno que tenía en las manos y dio dos pasos atrás, Mario dio dos pasos al frente. Se veía tan imponente y arrogante como siempre, aunque los ocho años que habían pasado sin verse le habían sentado. Se veía más maduro, con unas pequeñas arrugas a los lados de los ojos y una que otra cana reluciendo en su oscuro cabello.— ¿Por qué tienes tanto miedo? — le preguntó el hombre — lo que pasó entre nosotros fue hace muchísimos años — Sara apretó los puños, asqueada.— Entre nosotros no pasó absolutamente nada— él ladeó la cabeza en ambas direcciones.— Es un sí y un no, entre nosotros sí hay algo, ¿recuerdas? Hay un pequeño secreto, una promesa. La promesa de que nunca regresarías a Casa Monter.— Cuando me fui de la vida de Emiliano, lo hice por otras circunstancias — le dijo ella. Aunque estaba muriendo del terror por dentro, por fuera agradeció estar llena de energía y rabia — yo me fui por otra circunstancia, no por usted ni sus amenazas vacías que no me asustaro
— Aquí no está pasando nada — Se aseguró Sara de sonar muy segura de sí misma, pero la verdad es que no sabía qué tan segura había sonado. Dio dos pasos atrás alejándose de Mario y tomó el libro que se le había caído al suelo cuando el hombre entró — ya me iba.— ¿qué estaban haciendo aquí los dos solos? ¿que estaba pasando por qué discutían? — Mario se tornó los dedos y sonrió.— hermanito, es un gusto verte nuevamente Después de tanto tiempo, ¿hacía cuánto no nos veíamos? un año — Emiliano se cruzó de brazos.— Sí, a pesar de la cantidad de tiempo que estemos separados siempre es desagradable verte nuevamente — la relación entre ellos era abrumadoramente mala — ¿Qué estás haciendo en la oficina de Sara? — Mario se ajustó el traje, luego aflojó un poco la corbata.— simplemente venía a saludar a mi ex cuñada, la felicité por convertirse en la diseñadora de Casa Monter. Siempre fue una excelente diseñadora, veo que por primera vez desde que estás a cargo hace más de 10 años haces algo