Cap. 24. ¡Esto fue solo el principio!
Mike la miró, notando la seriedad en sus palabras, aunque sabía que el alcohol tenía un papel importante en sus intenciones. Respiró hondo y, acariciando suavemente su mejilla, le habló con calma.
—Stella, claro que quiero hacer las cosas bien contigo, pero… —dijo, manteniendo su mirada firme y cálida— prefiero esperar a que estés segura, completamente consciente y decidida, no solo porque el vino te ha dado valor esta noche.
Ella lo observó con una mezcla de sorpresa y frustración, y, por primera vez, se quedó sin palabras. Su rostro se enrojeció, no solo por el efecto del vino, sino también por la frustración que la embargaba. Apretando los labios, con una voz quebrada por la emoción y la decepción, respondió:
—No mientas, Marco. Sé que no te gusto… que solo me dices cosas bonitas para hacerme sentir bien. Si realmente te gustara, ya habrías hecho el amor conmigo.
Con un suspiro tembloroso, Stella intentó girarse para subir a su alcoba, pero tropezó en el primer escalón, perdiendo e