Después de que Emma y yo salimos de la pastelería decidí que instalaría más cámaras de seguridad cerca, además de otras cosas que planeaba hacer para ella, merecía lo mejor.
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-Hemos llegado.
Emma se detuvo, bajó de su auto y fue directo al mío, me habló por la ventana.
-No tienes que bajarte, entraré y ya. Te veré el día del compromiso ¿si?
No vengas por aquí. No es necesario.
Cuando dijo eso sentí algo extraño en mi garganta, una especie de nudo. Ella estaba tranquila y en calma y yo...
-¿Estás segura de que no quieres verme?
-Si.
Te veré en la fiesta del compromiso y luego en la boda, una vez casados es probable que nos veamos un poco más, ¿qué más quieres?
Te aseguro que te aburrirás de verme.
Anda ya vete.
-Está bien, descansa Emma.
-Tú también Keller.
Subí el vidrio de la ventana y esperé a que ella entrara al departamento, cuando cerró la puerta arranqué mi auto y me marché, sentía como si me hubieran clavado algo en el pecho y el estómago.
Les parecerá tonto,