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La esposa del doctor

La esposa del doctor ES

Romántica
Maye Lyn   Completo
goodnovel16goodnovel
9.9
Reseñas insuficientes
88Capítulos
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Resumen
Índice

Sinopsis

OptimistaValiente

Ana ya no recordaba lo que era dormir en una cama o estar bajo un techo que te cubra del sol o la lluvia. Los restos de basura eran su comida diaria, de allí también vestía. Como único podía sobrevivir era con la ayuda de algunos hombres que la visitaban algunas noches, en busca de placer. Todo lo que hacía era por su pequeño Tom, el niño que se había encontrado abandonado en la basura. Siendo extrajera, sin familiares ni amigos, solo la promesa de un amor que luego se marchó dejándola tirada, no tenía cómo sobrevivir. Pero ella y Tom harían todo lo posible por mantenerse con vida, en este vil mundo que solo les había traído tristeza y desesperación.

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La esposa del doctor Novelas Online Descarga gratuita de PDF

Último capítulo

  • Epílogo

    Quizás antes sentí un poco de celos hacia Jamie, ¡estaba tan feliz como su familia! Que más que celos, quizás sentí miedo de que se quedara con el amor de Tom. Pero no era así, yo era su padre y eso no cambiaría.Me había casado con Leslie y esta maravillosa mujer había sanado una herida que yo creí que no tenía y que ya no existía.La amaba.Era la mujer indicada, que no solo había sabido amarme en silencio, también esperarme, desde mi relación con Nicol, hasta lo que tuve con Lina. Ella solo me esperó y ya yo estaba con ella, la tenía en mis brazos y en todo mi corazón.Hace un par de semanas, escuché a una mujer llorando mientras dejaba a Leslie en el área de emergencias, no suelo hacer esas cosas pero hay ocasiones en las que se entra en desesperación cuando duele algo o estas solo en el hospital y yo creí que ese era el caso y quise ver que le pasaba a la mujer. Cuando entré a su camilla, al correr la cortina, mi corazón me golpeó como si qui

  • Familia ll

    —¡Papá! — Tom fue el primero en recibirme. Sus manos rodearon mi cintura, abrazándome.— Pensé que ya no llegabas.—Ya estamos aquí.—Hola, Leslie. Feliz cumpleaños. — le dio un beso a mi esposa. —Adrián, han llegado, trae el regalo. — el pequeño Adrián, o más bien, la combinación perfecta entre Ana y Jamie, llegó a nosotros con un regalo en las manos. ¿Desde cuando caminaba tan bien y con esa rapidez? ¿Era yo o ese niño estaba mucho más grande?—Feliz cumpleaños, Leslie. — quisiera decir que eso fue lo que dijo, pero no fue así. Soltó unas palabras en un idioma extraño pero todos entendimos la intención.—Muchas gracias a los dos. ¿Donde están sus padres?—Fuera, Jamie intenta encender la barbacoa, mamá insiste que la deje a ella y el quiere hacerlo por si mismo. Creo que tardarán un poco.—Pues, vayamos allá. — Mi pequeño Tom, ya no era para nada pequeño. Estaba muy grande y con mucha inteligencia. Tenía la impresión de que

  • Familia l

    —Jamie, tengo que hacerte una pregunta, de la que hace mucho siento curiosidad pero no me atrevía ya que era algo poco importante y tal vez hacerla esté mal o no sea de mi incumbencia. — sobre la cama, en su casa, aquel sábado en la mañana, escuchaba a los niños jugar en el salón. A su mente llegó el padre de Jamie y lo curioso que era ver a ese hombre, tan callado, poco participativo y sin decisiones relevantes en cualquier cosas. Casi ni se sentía. Apenas si hablaba o decía cosa alguna. — Tu padre ¿siempre ha sido así tan silencioso? Quería formular la pregunta de otra manera pero no quería incomodarlo. Más bien quería preguntar ¿por qué su padre nunca decidía en nada y hacía todo lo que su esposa le decía sin nunca poner una queja? Pero aquello Ana no lo diría. —Tengo otros recuerdos de mi padre, más alegre, más activo, más todo. —¿Está enferm

  • Jake y Leslie

    — ¿Por qué sigues con ese ramo de rosas en tus manos aun con la hora que es?— preguntó Jake a Leslie. Los niños ya estaban en la cama y los abuelos dentro, no quedaban invitados. El salió a la terraza para ver donde estaba su dulce enfermera. — No lo se. Está tan bello que solo no quiero soltarlo. Me gusta. — Te queda perfecto. Solo hace falta verte caminando hacia el altar mientras yo te espero al final del camino. — Eso seria algo muy vergonzoso. — dijo sonrojándose. — ¿Cuál parte?— retiró el ramo de sus manos y lo dejó sobre una mesa. Volvió donde Leslie, abrazándola. — La parte en la que voy corriendo hacia ti, para casarnos ya. No creo poder ir a paso lento mientras las personas nos miran, es decir, todo es muy lindo y aunque me agrade la idea de casarnos como lo convencional, no creo que sea mi estilo. Llamar la atención no lo es, ser el centro de todo eso solo me agobiaría. Incluso llevar u

  • Ana Olsen & Jamie Matthew

    Ana Olsen & Jamie Matthew. Esta vez si era cierto, era real y podría realizarse. ¿Quién diría que en mi segundo intento de casarme estaría tan nerviosa? Incluso más que la primera vez. Mis hijos me esperaban al final se este trayecto, junto al hombre que se convertiría en mi esposo en breves minutos. Esta boda era diferente, Adrián no estaba en mi vientre, habían más invitados y nosotros éramos un poco diferentes a ese entonces, en mi mente no rondaba ninguna duda sobre los deseos o el amor que sentía Jamie hacia mi. Me amaba, como nadie lo había hecho, no hacía falta que él lo pronunciara con sus labios, pero aún así lo hacía. Una sola mirada de él y yo podía comprender todo lo que esta cargaba. El tiempo que teníamos viviendo juntos nos habíamos complementado de una manera que creíamos ya estarlo. Era mi compañero, mi aliado, mi amigo y casi mi esposo. Yo lo amaba, podría caminar este tramo con los ojos cerrados, sabiendo que el me espera

  • ¿Leslie y yo?

    ¿Leslie y yo? ¿Que había sido todo aquello? ¿Por qué estábamos trabajando y me sentía tan nervioso? Ella en cambio estaba como si nada. No era capaz de mirarla, me hubiera gustado besarla en aquel momento, sentarla en mis piernas y… - Doctor. - interrumpió mis pensamientos. - Vamos a la otra sala. No se quede allí parado. - La observé de pie junto a la puerta, yo aún seguía al lado de la cama del paciente. - Si, ya te sigo. - caminé detrás de ella, en silencio. Se movía despacio y sin prisa. Se detuvo junto a la entrada del área C, la siguiente sala que nos tocaba. - Estas un poco distraído. ¿Estás bien? - Leslie, ¿podemos hablar un momento? Tomemos un descanso. - Está bien. ¿A donde vamos? ¿Comedor? - A mi oficina. - dije con voz aguda. Leslie se detuvo. Tomé su mano y caminé con ella, arrastrándola conmigo por el s

  • Otra vez

    - ¿Ya te vas? - preguntó Jamie. Tom y Adrián jugaban en el patio. - Si. Tengo que llegar antes al hospital. - ¿No tenías hoy el turno de la noche? - Pero hay una cirugía que tengo que cancelar. - ¿Cancelar? - Si, no estoy seguro de ella, no lo decidí yo y no la realizaré. - Mmm, suerte con eso. - le di un abrazo a mi hermano y me marché, Ana estaba trabajando. Al llegar al hospital fui de prisa a cambiarme, sabía que todos me esperaban. Me dirigí a la habitación de Christian y allí estaban. Su padre, la madre, la directora, Leslie y dos doctores más. - Buenas tardes. - Los ignoré a todos y me dirigí hacia sus padres. La directora no me miraba con buenos ojos. - He llegado a una conclusión. - hablé bajo, pues el niño dormía. - No realizaré la operación. - su padre se puso de pie y la madre caminó hacia la puerta. - Doctor Matthew, ¿tengo que suplicarl

  • Un sentimiento extraño

    Un año atrás. Frente al hospital, luego de las pruebas. - ¿Por qué dijste que era su hijo? - habían visto los resultados, negativos. - ¿Por qué me trajiste aquí?- tenia el papel en sus manos, dentro del coche de Angelo. - ¿Por qué crees? No te hagas la que no sabías nada. - Y tu no finjas que lo hiciste para ayudarme. - Nunca dije eso. Si a alguien quería ayudar, era a mi.- confesó sereno. A pesar de que nada había salido como él quería. Nada. - ¡Eres un maldito estúpido! - ¿Y tú qué, Elisa? ¿Tú qué? Tenías dudas de que era su hijo. Aún así decidiste decir que si, cuando también podía haber sido perfectamente un no.

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Un buen día para robar
La esposa del doctor /Maye Lyn
   Había dormido exageradamente mal aquella noche, solo pensaba en la cirugía que tenía esa mañana, quizás estaba un poco nervioso, tal vez algo ansioso. Nada bueno para su trabajo. Pero la pobre mujer había esperado meses para aquella cirugía y Jake quería que todo saliera bien, de eso dependía la vida de aquella mujer. Jake Matthew era un prestigioso cirujano de la parte este del país, a su corta edad contaba con numerosas cirugías, tanto simples como complicadas, todas y cada una de ellas terminadas exitosamente. El mejor cirujano cardiovascular. A sus treinta años, con su cabellera rizada que le llegaba hasta los hombros, con las numerosas pecas que tenía en el rostro y con la poca vida social que tenía, solo pensaba en una sola cosa, sus pacientes.    — Pare un momento, tengo que tomar aire. — Le dijo a su chofer, Dani. Salió del coche y
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Segundo intento
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    — Si vas a irte tan temprano, al menos avisa. No puedo creer que estoy aquí y ya te vas. — Samantha abrió los ojos después de tocar  el lado de la cama de Jake y encontrándolo vacío. Su voz salió un poco pastosa por el sueño. Pero Jake seguía vistiéndose sin prestarle atención. —¿Para que me pediste que viniera anoche si ya te vas ? ¿No estabas libre el día de hoy ? ¿A caso ha surgido alguna operación de emergencia ?  — Vuelve a dormir, no tienes que enfadarte porque me levante primero que tú. — Se puso sus zapatillas y tomó el celular de la mesita de noche. — Y no te dije que vinieras, tú te apareciste sin avisar. ¿Ya lo olvidaste ? Solo voy hacer ejercicio.   — Ese no es el punto, ya que ahora estoy aquí.   — Volveré antes de comer, dile a mama si te quedarás a almorzar, sabes que no le gusta que lo hagas sin avisar.   — Está bien. Esperaré a que regreses.   Podría decirse que Samantha o c
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Volver con el.
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Cuando llegaron al hospital todavía ella permanecía inconsciente pero Jake había hecho como dijo, no se apartó ni un segundo de su lado. Habían limpiado su herida y suturado, la parte de la rodilla no estaba tan mal, solo un poco magullada por el golpe de la caída. Aunque, lamentablemente Jake se había raspado la palma de ambas manos. No era nada grave, pero eran sus manos, con las que realizaba operaciones cada día. Se las habían lavado y curado en el hospital, después de que sanasen podría realizar su labor con total normalidad. — Disculpe, ¿la conoce de algo ? ¿Podría decirnos su nombre ? — No se cual es su nombre, apenas la he visto frente a un supermercado vendiendo periódicos. — Entiendo, esperaremos a que despierte. Tal vez deba de guardar reposo al menos aquí unas cuantas horas más, para descartar que no tenga ninguna secuela. — No creo que ella quiera quedarse, solo la logramos traer sedándola. La enfermera
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Bajo un techo.
La esposa del doctor /Maye Lyn
Siguió a Jake hasta su coche, mirando siempre hacia atrás para asegurarse de que nadie la seguía. Tenía mucho miedo de Robert, era un hombre muy peligroso y no le temblaba el brazo para matar, sobre todo a alguien que no tenía ningún doliente. El pequeño Tom iba abrazado a su cuello mientras ella lo cargaba en brazos. El coche olía muy bien, era amplio y cómodo, le pareció extremadamente suave e incluso le entraron ganas de dormirse allí. No lograba recordar la última vez que había estado sobre algo tan cómodo y suave a la vez. — Debes de sentar al niño en un asiento, a tu lado. No puedes llevarlo cargado. — El irá sobre mi. — dijo con firmeza. — Si alguien lo ve, me multaran. No es la manera correcta de llevarlo. — ¿Crees que yo no sé cual es la manera correcta de llevarlo ? Debería de tener un asiento para niños, como no hay ninguno, lo llevaré en mis brazos. — Está bien, entonces conduciré hasta la tienda más cerc
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Mis invitados.
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Después de quedarse observando a Ana con cierto interés, le extendió el vestido.  — Puedes usar esto. Después iremos más tarde a comprar algo de ropa.  — La mujer de antes está lavando nuestra ropa, podemos seguir usando esa. — Ana observó el vestido, solo de mirarlo sabía que no le gustaría ni le quedaría bien, aunque cualquier ropa le quedaría mejor que la que ella había llevado puesta.   — Ya esa está para tirar. ¿Te molesta si les compro algo de ropa ?  — Ropa, ropa. Yo quiero unos pantalones y unos calzoncillos. ¡Que sean rojos ! Me gusta el rojo. ¿También puedes comprarme unos zapatos?  — ¡Tom! Ya deja de pedir cosas, no está bien, todo tiene un precio y nosotros nos tenemos dinero.  — Ya te lo dije antes, no tienes que pagar por nada ni me deberás nada. Lo hago porque quiero, no porque luego tengas que pagarme nada.  — No confío en ti. No quiero aceptar tus cosas, solo estamos aquí para que Tom sea curado. Cu
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Mi musa
La esposa del doctor /Maye Lyn
Una larga noche — Mamá, es un poco raro llevar zapatos. — se quejó Tom al rato de tenerlos puestos, no se acostumbraba a la sensación de tener los pies encerrados. — Pronto tus pies se acostumbrarán. — Le contestó Jake mientras conducía. — Ya verás que luego ni lo vas a sentir. Cuando llegaron a la enorme mansión, la señora Gladis los recibió. Ya la tarde estaba cayendo. Jake los acompañó a su habitación, ya que Ana se negaba a dar un paseo por la casa o por el jardín. No quería encontrarse con esas personas desconocidas. Se sentía muy vulnerable en aquella casa donde no conocía a nadie. — ¿A donde vas ? — preguntó ella cuando Jake salía de la habitación desde de dej
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Cita Médica
La esposa del doctor /Maye Lyn
La mañana llegó sin previo aviso, Jake como cada día siempre madrugaba. Quitó el brazo que tenía de Sam sobre su pecho. Sabía demás que ahora sería imposible que ella se fuera de la casa con Ana allí, era como su forma de marcar su territorio. Pero eso solo hacía que Jake se sintiera más hastiado de ella.   — ¿A donde vas? Es... muy temprano. — Se había despertado cuando sintió que Jake se paró de la cama. Su voz salía pastosa por el sueño. — Vuelve aquí. — le ordenó.   Jake siempre madrugaba para hacer ejercicio antes de ir a trabajar, pero esa semana era diferente. Sus manos estaban heridas y no podía realizar su labor, aunque no era gran cosa y ni si quiera le dolían, a pesar de eso, era imposible entrar a una cirugía con las manos en ese estado. El hospital estaba teniendo
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Se mi esposa
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Había pasado casi una semana para Ana en aquella casa, con aquellos desconocidos, aunque Jamie y Jake la trataban como su igual, la madre de Jake la miraba con algo de desprecio. Solía cenar en la habitación, la mayoría de las veces en compañía de Jamie y de Jake. Cada día Tom tenía una comida especial para fortalecer sus defensas y aunque las noches eran extremadamente largas, ya se sentía más segura en aquella casa. — Ten. — Dijo Jake, entrando a la habitación y ofreciéndole una bolsa con ropa, todas holgadas y cómodas. — Ya deja de usar las de Jamie.   — Gracias. Que bueno que has venido, quería hablar contigo.   Tom estaba en la cama dormido, las medicinas solían darle un poco de sueño en las tardes.   — ¿Sucede algo ? — Jake tomó asiento en la butaca que había al lado de la ventana para prestarle más atención.   — Nos iremos. — soltó sin rodeos, tomando asiento en el borde de la cama.   — ¿Aún te sientes incóm
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