El hotel en el que se hospedan Iris y las hermanas de Hades es un lujoso edificio en el corazón de Manchester, con grandes ventanales que ofrecen una vista panorámica de la ciudad iluminada.
Esa noche, Iris se encuentra sentada en el vestíbulo, mirando distraídamente su teléfono mientras espera a Dante. Él llega con un ramo de flores en la mano.
—¿Para mí? —pregunta Iris, levantando una ceja y sonriendo con suavidad.
—¿Quién más? —responde Dante, pasándose una mano por el cabello.
Ella toma las flores, las huele y luego lo mira directamente a los ojos.
—Gracias. Son hermosas. Pero, ¿por qué no me avisaste que llegaste? te hubiera esperado en la entrada.
— Quería sorprenderte. No podía dejar de pensar en ti, y… necesitaba verte —admite él, sentándose a su lado.
Iris lo observa por un momento antes de sonreír y sacudir la cabeza.
—Eres todo un romántico, Dante. Pero no estoy acostumbrada a esto.
—Entonces déjame enseñarte cómo es.
Ella ríe, pero antes de que pueda responder, las puertas