«La piedra en el zapato»
En cuanto estuvo de regreso, Sabrina corrió a encontrarse con Raúl. Ella no quería perder más tiempo y sabía que solo él podría quitar la piedra de zapato y le regalaría la tranquilidad que estaba necesitando.
«Tock, Tock, Tock»
Raúl se encontró extrañado de que tocarán a su puerta cayendo la noche, pero conocía esa manera de tocar, ya que habían acordado hacerlo de esa manera con Sabrina, así que abrió la puerta y ella entró sin esperar que le diera el permiso para el acceso.
—¿Por qué demonios demoraste tanto en abrir? ¿Qué tengo que hacer, señales de humo para que sepa que soy yo quien te toca la puerta?
Su actitud estúpida no era para nada del agrado de Raúl, pero como necesitaba de ella tenía que soportar sus gritos…
—Usted me dijo que estaba en Rusia. ¿Lo recuerda?
—Sí, allá fui a buscar a un hombre que solo me desprecio, humilló e hizo que me deportaran.
—¡Qué mal!
—¿Mal? Mal es como quiero que lo dejes cuando termines con él —ella expresó esas