Daniel estaba inclinado hacia ella, con un brazo a cada lado, la pregunta le dejó pensando unos segundos.
- No es mi problema, sólo si quieres traerla a casa, te dije que está prohibido traer mujeres o las fiestas.-
- Lo recuerdo perfectamente, ¿ sólo es por eso?-
- Sí…- se quedó pegada mirando los labios de Ariel, recordó ese beso en el cuello en ese momento, aún así, se atrevió a tocarle los labios.
Ariel sabía que estaba bajo efecto del medicamento para dormir, era como si estuviese ebria, esos ojos fijos en sus labios era una tentación.
- ¿En qué piensas?-
- Tus labios son muy bonitos…-
- ¿Te gustan?-
- Un poco… ¿no me diste un beso en la boca por qué no sabes besar?-
- ¿Piensas qué fue por eso?
- Eres tan estirado que no debes besar bien…