- Me gusta como se te ve ese vestido…- comentó Daniel.
- Gracias… - su boca se secó y tragó saliva, su esposo la empujó al sillón de tres cuerpos.
- Lo haremos aquí…- le avisó con la voz notoriamente excitada.
- Daniel es tu oficina…- él parecía no escucharla, le quitó los zapatos y recorrió con la punta de sus dedos la cara interna de su pierna, sentía que le ardía la cara.
- No te preocupes… las paredes son insonorizadas…-
- ¿ No hay cámaras?- Le quitó una de las medias, lo hacía con tanta delicadeza que le provocaba cosquillas.-
- No…- le tomó del tobillo y lo besó, sin quitarle los ojos de encima.- Sabes que cuando tengo algo en mente no hay quien me detenga…- le quitó la media faltante y se subió sobre ella.
- No quiero…- l