No sé si estoy arriesgando mi propia vida en esto, lo que sí sé es que este hombre me excita y mucho, por eso, me muevo un poco intentando contabilizar mi resistencia sexual, porque con Arnold iré a deportes extremos.
— Querida, no lo pienses tanto, te recuerdo que todo lo que vamos a hacer será placentero. — dice Arnold sonriéndome de forma pervertida.— Eso es cierto, pero, debo pensar las cosas, es mucho tiempo de desgaste y no quiero sufrir de un infarto o herir mi intimidad por tu perversión.— ¿Mi perversión? Querrás decir nuestra perversión. — dice Arnold sonriéndome.— No tengo tanta excitación como tú, Arnold. Así que, yo sí sé cuándo detenerme. — digo y Arnold me observa divertido.Es como si en estos momentos se determinara a hacerme tan pervertida e insaciable como él. Pero,