‘Me antojé.’ Me digo mentalmente.
Lo reconozco, este secuestrador es muy atractivo para simplemente fingir que no me provoca cuando su cuerpo, a pesar de las marcas es atractivo. Por eso, intento ser fuerte y no caer al deseo carnal cuando eso podría condenarme.
— No entiendo porque confías tanto en mí, quizás las demás no te han disparado, pero, yo sí.
— Entonces inténtalo, así me evito la curación dolorosa. — dice él mientras una mujer con escote demasiado pronunciado toca sus hombros.
— Señor Krick, está muy herido. Déjeme atenderlo.
— Explíquele a mi mujer lo que debe hacer, ella lo hará. — dice él observándome fijamente, como si estuviera esperando una reacción alterada.
La doctora me observa molesta y yo solo le sonrío, porque este hombre no es mío para estar peleándolo, por mí que se lo lleve.
— Le diré entonces que es lo que tiene que hacer, aunque sugiero que una profesional lo haga.
— Ella será una profesional, debe serlo para atender mis heridas en todo momento. — dice Arno