Él me observa de una forma en que me derrito, estoy feliz y él también, por eso, los toques que fueron demasiados, son interrumpidos por un beso y la forma en que con lentitud nos desvestimos de más de una manera.
No hay lujuria salvaje, si no, una lentitud llena de mucho amor, uno que él se ha esforzado en darme con cada cosa que me entrega y yo apenas estoy intentando mostrarle, porque aunque él fue un sobreviviente al salvajismo de los suyos, es eso mismo lo que hace que viva sin miedo.Por lo que, sin dudarlo, tomo el control de la situación y así como él me hizo enloquecer, yo me concentro en esa parte de su cuerpo que está tan dura y lista para la acción, una que pienso posponer porque quiero lamerlo y succionarlo tanto como sea posible.— Amor, por favor, no me hagas esto. — dice Arnold completamente derrotado.— Déjame disfrutarte. — digo besando la