Debido a la felicidad de Arnold es necesario salir de la habitación porque el bebé comienza a quejarse por el ruido que su padre está emitiendo. Pero ni siquiera saltando de la emoción y abrazándome mientras me da muchos besos puede calmar la alegría que en estos momentos siente.
‘Le alegra estar más tiempo con su hijo, así que, le devuelvo la felicidad que por ahora yo no puedo proporcionarle.’ Me digo mentalmente.— Te aseguro que no tienes idea de la felicidad que me estás dando al ceder en eso. — dice Arnold calmándose un poco para poder hablar conmigo.— Bueno, tal parece que ya puedo sospechar lo feliz que te sientes. — digo al ver como su mirada aún se ilumina.— Entonces, ¿vamos a vivir aquí o en la casa que decidiste comprar? Porque si no quieres vivir en ninguna de las dos, yo tengo varias propiedades que podrían gu