Arnold se levanta de la cama y yo me giro porque este hombre no es alguien que va a darse por vencido tan rápido o por lo menos, no como yo lo deseo.
— ¿Qué quieres, Arnold?— Ver si puedo causar algo en ti. — dice él sonriendo.— ¿Además de desagrado?— Me has odiado y es normal porque te he hecho sufrir, pero, nunca me has odiado, Eva. — dice él colocando su mano en mi cintura.‘No te dejes influenciar por su persuasión innecesaria, Arnold no es alguien que merece la más mínima oportunidad.’ Me digo mentalmente.Por lo que, me giro mirando al hombre que intenta alterar unas hormonas que aunque si reaccionan a su provocación, no permito que me controlen.— Parece que no entiendes lo que está pasando. — digo y él me observa sonriente, mientras acaricia mi rostro, pero, mi hijo agarra su mano y comien