La herida se siente húmeda, es evidente que se ha abierto por la visita molesta de Arnold que solo complica todo. Pero eso no parece importarle a él que solo está interesado en ordenar y humillar o maltratar a los demás.
— Tu locura no tiene límites.— Eres mi mujer, Eva y no voy a permitir que ningún bastardo que te ha tocado este con vida.— ¿Matarlos me regresará la virginidad? — pregunto con molestia.— Es verdad, eso no lo hará. ¡Doctores! ¡¿Dónde están los doctores?!La puerta se abre para mostrarse dos doctores y muchas enfermeras que no son capaces de observar a Arnold a los ojos.‘Su poder parecer inmenso.’ Me digo mentalmente.— ¿Qué desea señor Krick?— Reconstrúyanle la vagina a mi mujer, quiero que quede como si fuera virgen. — ordena Arnold y yo sie