Arnold suspira profundo, parece que él también está sintiendo y pensando mucho sin saber qué es lo que podríamos hacer para poder encontrar la solución a esto. Se nota que somos unos inexpertos que no sabemos qué hacer cuando es algo entre los dos.
Pero, si sé cómo podríamos comenzar porque aunque tengamos las palabras para hablar sobre esto, no puede concentrarse con esa dureza en su polla. Por eso, me acerco a él y Arnold retrocede como un animal indefenso.‘El jefe de la mafia se muestra indefenso conmigo.’ Me digo mentalmente.— ¿Qué estás haciendo?— Vamos a solucionar las cosas poco a poco. Así que, primero deja que me haga cargo de tu polla. — digo y él retrocede.— No quiero que te sientas responsable…— Soy tu esposa, tú me hiciste la responsable de tu dureza, así que, se