Capítulo 11

-Andrew- susurraba cerca de mi oído para levantarse lentamente, podía escuchar el latir de mi corazón acelerado mientras la sentía encima de mí. Sus piernas a cada lado de mis caderas y sus movimientos de adelante hacia atrás estaban logrando que perdieran la razón.

-¡Oh!- mis labios se abrieron y solté un gruñido, mis manos se apretaron en sus muslos tratando de aguantar mucho más tiempo. Ella necesitaba que durara mucho más.

Mi miembro estaba tan dentro de ella que podía sentir lo apretada que estaba.

-¡Más! ¡Dame más!- su cabello negro caía en cascada delante de ella creando un velo mientras subía y bajaba, su sudor podía verse entre el valle de sus pechos.

Mis caderas comenzaron hacer un movimiento tratando de emparejarse a ella, mientras ella bajaba yo empujaba hacia arriba causando un ritmo delicioso entre nosotros dos.

-¡Andrew!- gimió y su cabeza cayó hacia atrás, su cabello tocaba mis muslos y sus manos se soltaron de mi abdomen para ser llevado hacia su cabello y tomarlo, logrando desordenarlo.

Era una diosa encima de mí, ella podía hacer conmigo como quisiera y yo me dejaría, quiero que me clave sus dientes y me marque todo el cuerpo, quiero que quien me vea la vea a ella. Que sepan que es de alguien, ¡No! De alguien no, que es mía.

Nos giró rápidamente y siento sus talones clavarse en mis nalgas cuando comienzo a embestir tan fuerte que sus manos toman los barrotes de la cabecera de la cama.

-¡Te he deseado desde que coloque mis manos sobre ti!- fuerte y duro arremetí contra ella, queriendo que entienda que mi necesidad por ella, crece cada segundo.

-¡Siii!- gimió alto.

-Andrew… Andrew… ¡Andrew!- el golpe en mi hombro me hace despertar. Mis ojos se abren de golpe y puedo ver a Christine de pie en la parte interior de la cama, sus brazos están cruzados y una ceja alzada –Muy carnal- su reproche me hace saber que escucho cada cosa que dije.

-No lo repitas- murmuro y cierro mis ojos.

-¿No se ha despertado?- escuchó la voz de Christopher pero antes de escuchar cualquier cosa de Christine o yo abrir la boca, estoy siendo bañado por un balde de agua fría.

-¡CARAJOS!- grite saltando de la cama. La carcajada de Christine fue inevitable pero la mirada de perro cachorrito arrepentido de Christopher era incluso peor.

-Lo siento, Alpha- intento acercarse pero estiro mis brazos. –Es que estaba- apunto a mi entrepierna y cierro los ojos y aplano mis labios –Usted estaba…- sus palabras quedan a medias cuando es golpeado con mi amiga.

-Muy carnal, ya tu sabes- palmea el hombro de Christopher y lo saca de la habitación, pero cuando está por salir se gira y me mira -¿Cogértela en sueños? ¿En serio?- lanzo lo primero que consigo y su risa es escuchada por todo el pasillo mientras lo que he tirado golpea la pared más cercana, estoy temblando.

Me dejo caer en la cama y mis manos van a mi rostro. No lo puedo creer, no estaba así desde, no lo recuerdo exactamente. Y además necesito un baño de agua fría.

-Andrew tuvo unos problemas- dicen mis amigos cuando estoy llegando un poco de tiempo después.  Mis ojos están fulminándolos mientras los de ellos están riéndose con sus parejas.

-¿Estas bien cariño?- la voz tranquila de Susan hace gruñir a Christopher –No te pongas celoso- niega mientras palmea el hombro del chico y se acerca a servirme el desayuno.

-¿En dónde está Victoria?- pregunto cuando estoy comiendo un trozo de carne, si de carne. El desayuno para mi sigue siendo una comida como tal.

-En tu cama no- murmura Christine tosiendo al final de la oración.

-En su habitación, por si no lo recuerdas- Katherine habla apunando hacia las ventanas –Es de día- asiento y mi mirada va de nuevo hacia la comida -¿Quieres comentarnos algo?- sus palabras me taladran el cerebro y sin alzarla comienzo a negar.

-No tengo nada que decir- apretó mi mandíbula y ellos comienzan hablar de alguna otra cosa –Necesito saber sobre Relish, no he tenido noticias de él- ellos se giran a mirarme y es como si el mismo tiempo se hubiera detenido.

El teléfono comienza a sonar, siento un frio recorrer el cuerpo cuando me estoy acercando al teléfono bajo la atenta mirada de todos en la cocina. –McGregor- digo corto y seco.

-Andrew- la voz de una mujer se me hace estridente -¿Eres Andrew?- está susurrando pero pro la forma en que está sorbiendo la nariz sé que no está bien.

-Lo soy ¿Quién es usted?- le pregunto.

-Amary, la sirvienta de los Relish- mi cuerpo se tensa en un segundo cuando he escuchado el apellido de la familia de Victoria.

-¿Dónde está Gustav? ¿Por qué me ha llamado usted?- mis preguntas saltan, tengo un montón más de ellas pero aun así me estoy conteniendo a la espera de lo que me estará diciendo la mujer.

-Los Dankwoth llegaron y se lo llevaron-  el sollozo cae fuerte en mis oídos y mi brazo se apoya en la isla de granito. –Lo han arrasado, aún no sé nada de el- mis ojos se cierran y por un momento no de cómo decirle esto a Victoria sin hacerla sentir dolor.

-¿Tienes algún indicio de saber a dónde lo llevaron?- cuando he dicho eso todos están levantándose.

-No señor, solo sé que lo han tomado del cuello y se lo llevaron- asiento aunque la mujer no pueda verme –Vinieron por la Señorita Victoria-

-Lo sé- mis fosas nasales se ensanchan  en molestia y por mi mente pasan miles de escenarios que le hubieran hecho si sus manos se posaran en los brazos de ella. Mi cuerpo se calienta en rabia –Todo la información que usted posea, necesito que me la diga- susurra un leve si, antes de colgar el teléfono cuando la puerta es tocada.

-Tienen a Gustav, han ido a buscar a Victoria y al no encontrarla, se lo han llevado-

Necesito salir de este lugar, McGregor no me está diciendo las cosas realmente como deben ser, algunas cosas son más ocultas que otras. Sus amigos son agradables pero el, él me tiene en el limbo de la desesperación. No aguanto.

Abro la puerta lo mejor que puedo, comienzo a caminar por el pasillo, si mis oídos y mis sentidos no me fallan todos tienen que estar reunidos en la cocina, en donde al parecer es su lugar favorito. Sutileza es un nombre que debo poseer pero cuando llego al lugar y escuchó a Andrew, todo se viene abajo.

-Gustav fue arrastrado por los Dankworth- mis ojos se abren, mi respiración se acelera y mis dientes amenazan con salir, no puedo aguantar la presión de lo que escucho.

-Mi padre- susurro, miro alrededor y camino de nuevo. Busco otra de las puertas que den a una habitación. Es grande y espaciosa, la cama tiene agua encima pero la ventana tiene un buen espacio. Subo la capucha y me cubro lo mejor que puedo.

Mis manos van al ventanal y lo abro, no soy muy grande y por la abertura puedo salir bastante cómoda. El sol golpea mis manos pero trato de aguantar lo mejor que puedo mientras estoy tanteando el terreno. Tengo que tratar de que mis pies no resbalen o que ellos no causen que algo más resbale y caiga, porque eso puede ser la causa para ser descubierta, necesito salir de aquí sí o sí.

A puntillas camino pegada a la pared, siento como me está quemando una parte del rostro pero nada grave, el sol está siendo cubierto por las nubes y dejando un leve aire fresco a mi alrededor, lo cual ayuda a que pueda terminar de escapar sin molestias.

Cuando llego al final puedo ver que es mi habitación, pero más allá de él. Según las casas entre modernas y antiguas tienen una escalera a sus costados. Lo veo sin tratar de mirar mucho hacia abajo. Me acerco lo mejor que puedo y me siento en las tejas rojas. Me giro como puedo llevando primero mi pie derecho a uno de los peldaños y luego el pie izquierdo.

Cuando siento que puedo comenzar a bajar lo hago, escalón por escalón. Con sumo cuidado me doy cuenta que todavía existe un espacio que no tiene escaleras. Apretó mis dientes y me arriesgo a saltar.

-¡Mierda!- murmuro tocando mi pie. Lo muevo un poco, me pego a la pared y comienzo a mirar hacia los costados. No tiene un muro y eso me ayuda aligerar la salida, aunque puedo tratar de escalar un muro si fuera estrictamente necesario. Un lugar tiene un espacio vacío así cerca del suelo entre la tierra, miro hacia arriba para estar segura que nadie puede verme  y corro agachada hacia el lugar, me tiro al suelo y me arrastro por el espacio vacío, encontrando así la libertad de las manos de Andrew.

Me levanto y limpio de la tierra lo mejor que puedo la sudadera.

Mi próxima meta es conseguir a mi padre, aunque mi muerte sea lo que tenga que colocar por delante.

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