Capítulo 10

-¿Quién te dio permiso a entrar?- gruño con mi rostro rojo de rabia y molestia hacia el hombre parado en la entrada de mi casa.

-¡No te estreses! Andrew- su voz relajada me está causando que le restriegue el rostro por las piedras que están a las afueras de mi casa –Solo quería venir a saludar- su mano quiere ser colocado en mi brazo y es quitada rápidamente antes de que por lo menos se acercara.

-Soy capaz de matarte y no me interesa que tu padre venga a buscarme- mi pose fuerte esta saliendo a flote. A cada esquina tengo a mis amigos y ellos tienen sus brazos cruzados esperado por una batalla que no se ha desarrollado.

-Solo quería venir a saludar a tu visita- mi entrecejo se frunce y él sonríe con suficiencia.

-Yo no tengo visita- le respondo sin abrir casi mi boca.

-¿Cómo qué no?- vuelve a sonreír y trata de mirar por encima de mi hombro, algo que no logra porque suelo ser más alta que él, incluso más alto que su padre. –Algunas personas hablan, Andrew. No me estés escondiendo a la cosita bonita que tienes en tu casa- la arrogancia desaborda por sus labios y estoy dispuesto a borrarla cuando mi brazo es tocado por la mano de Christine. Nadie tiene el derecho de llamar de esa forma a Victoria, solamente yo puedo.

-Nadie está en casa, creo que ya conoces a Katherine y a Susan- me cruzo de brazos –Y creo que ya conoces a las parejas de ellas, porque si vienes por alguna de ellas, dejare que alguno de ellos- señalo a mis amigos a mis espaldas que están ya con sus ojos casi negros –Te destroce- ladeo mi cabeza.

Veo su mandíbula apretarse y sus dientes chillan cuando son apretados y movidos. –No juegues con fuego McGregor- la forma en que dice mi apellido me hace sentir feliz.

Ese imbécil sabe de lo que soy capaz de hacer si le coloca una mano encima a cualquiera de las personas que están a mí alrededor, y puede que incluso sea peor si sus manos van a Victoria.

-Vendré de nuevo, Andrew y espero que no me mientas como lo estás haciendo hoy- su cuerpo se gira y dos de sus amigos van detrás de él como perro sobre su hueso.

Observo cuando el desaparece por los grandes árboles para poder cerrar la puerta -¿Cómo lo sabe?- pregunto casi en un susurro a mis amigos que están tan desorientados como lo estoy yo por la visita de Miracle.

-Ella es una Dankworth- recuerda Christopher –Puede que supieran del trato- vuelve a decir pero por un momento me siento aún más desubicado.

-Recuerda lo que nos dijo Victoria, si es como ella dice y él es el novio de Antonella Dankworth, es posible que se lo dijera- ordeno mis pensamientos mientras estamos de camino hacia la cocina.

-Están en la habitación asignada para  ella- me recuerdan y es cuando me vuelvo a sentar en la mesa del comedor.

-¿Cómo supieron que era la elegida?- mi pregunta, la que había quedado rezagada vuelve a estar sobre la mesa como una carta de ultimo tiro.

-Por mi parte no me di cuenta a la primera- Christopher se encoge de hombros como apenado de lo que va a decir –Susan tuvo que pasar por delante de mí como unas veinte veces para poder mirar en su dirección- su rostro de arruga en una mueca divertida.

-Es extraño porque siempre me habían dicho que cuando llegara sentirías una atracción a millas de distancias y siempre querrías tener las manos encima de ellas, pero aunque es una total verdad no me paso así- continuo ahora Christine –Me costó verla o por lo menos aceptar que lo que estaba revolucionando mi sistema se debía a una mujer-

-Mujer humana- termina de decir Christopher –Si ya de por si una mujer lobo es difícil, imagínate tener que confesarle a una humana que eres lobo y explicarle lo que es ser una mate-

-Pero aunque hemos estado viendo la manera en que actúas con Victoria a tu alrededor, creo que la tienes más difícil lo que nosotros pensamos- concluye mi amiga y vemos  a Christopher abrir la boca.

-Creo que tienes un tema más delicado ¿Cómo le vas a explicar a la vampira que tienes cautiva por un trato de hace 250 que ella es tu luna?- mi saliva me hace ahogar.

-Ella no puede serlo, debe ser una atracción puramente carnal- me levanto de golpe y mis brazos se agitan en la distancia.

-¡Carnal! ¿En serio no estás diciendo eso? No hay ni sinceridad en tu voz- me reprocha Christine acercándose hacia donde estoy. –Carnal es acostarte con una mujer cualquiera sin sentir nada-

-Carnal es ir a un bar y tomar a una mujer- continua él.

-Lo que tú estás haciendo no es nada carnal, Andrew- dice ella haciendo que me gire a mirarla –Están retándose cada minuto que se paran de frente y nunca te he visto ponerle una mano encima o alzarla para reprenderla, es como si cada una de las acciones que hace ella, te motiva-

-Eso no es nada carnal- vuelve a murmurar mi amigo.

Mis manos se unen por encima de mi cabeza y cierro mis ojos ¡Carnal!

-¿Todos está bien?- la voz de Kathe me hace abrir los ojos, Christine esta acercándose a ella y dejando un beso en la cima de su cabeza.

-Claro que si preciosa, claro que si- la manera en que ella está abrazando a la pequeña mujer me revuelve todo mi propio sistema, si mi sistema, porque es imposible que sean mis sentimientos.

-Susan esta con Victoria- mi amigo asiente y va por el pasillo hacia la habitación en donde deberían estar las dos mujeres. Las otras dos lo están siguiendo mientras yo poso mi frente a la pared.

-No puede ser eso- murmuro con mi puño pegado a la pared.

-Es ella, y no me has querido escuchar- gruñe mi lobo y mi espalda ahora es la que está a la pared.

-¿Eso es lo que me has querido decir todo este tiempo?- un gruñido es la única respuesta –Ella ni siquiera sabe que soy un lobo y menos un Alpha-  porque todo tiene que ser tan complejo.

-No dirá nada- el chico le dice al hombre detrás del escritorio.

-¡No sabes hacer nada Nathan, nada!- se levanta con la furia reflejada en sus ojos y está dando la vuelta al escritorio -¿Así es como quieres ser mi sucesor?- un trago de licor directamente de la botella es  pasado por la garganta del hombre adulto.

-¡No digas eso! he luchado para obtenerlo- se levanta de golpe y es sentado con la misma rapidez.

-No me estas dejando otra opción, Nathaniel- le reprocha rápidamente el padre del joven –Andrew podría vencerte con los ojos cerrados-

El bramido del joven se escucha por toda la oficina mientras que el hombre lo mira impasible, sus pasos dan fuera del lugar y a grandes zancadas quiere terminar saliendo de allí.

-Nunca me toma en cuenta- su mano se restriega por sus labios y barbilla con molestia, sus fosas nasales se ensanchan con cada respiración fuerte que da –A casa de Antonella, necesito verla- le comunica al chofer cuando entra al auto color negro –Necesito estar dentro de ella-

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