Ya se había cumplido 1 mes desde la última carta que se había recibido de Emmett, en las batallas contra el enemigo, todo parecía ir perfecto, pero nadie sabía acerca del paradero del príncipe, comenzando a temer lo peor.
Cordelia, que se había hecho muy cercana a su ama, pronto la notó muy deprimida, al inicio trató de reconfortarla diciéndole que tal vez las cartas se habían perdido o había sucedido algún otro contratiempo, pero al ver que nada de eso funcionaba, al pasar el tiempo, dejó de hacerlo, así que, tratando de ponerla de mejor humor, le prometió llevarla más allá del palacio.
—¿Y qué haremos más allá, Cordelia? Solamente hay árboles y tal vez animales salvajes. — le dijo Eleanor, no muy emocionada con la idea.
—Créame, señorita. Yo sé que le gustará.
No había mucho por lo cual negarse y tal vez, pensó, que el cambio de aires le ayudaría a dejar de pensar por un momento en su amado.
Así pues, ambas humanas se internaron en el bosque, no tuvieron que caminar tanto como pensó