Al escuchar que ella decía esto, Leonora se tranquilizó y dijo:
—Tampoco es necesario que sea completamente extrema, de lo contrario Ulises sospecharía. Espero que seas prudente y flexible, por ejemplo, ocasiones como cenas se pueden evitar.
Marisela asintió. En ese momento el mesero trajo la comida y las dos interrumpieron la conversación.
El ambiente entre las dos era muy silencioso. Marisela sentía una presión invisible proveniente de la persona frente a ella, pero todo lo que había dicho hoy era la verdad, sin ni una pizca de falsedad.
Efectivamente nunca había tenido ese tipo de pensamientos hacia Ulises, al contrario, él siempre la molestaba, pero todas las personas a su alrededor malentendían la situación.
Ahora incluso había provocado que la madre de Ulises viniera personalmente a buscarla. Marisela también comenzó a dudar y reflexionar sobre sí misma:
Quizás había demasiado contacto, sería mejor reducirlo en el futuro.
—Tengo cierta curiosidad sobre cómo Eduardo te eligió para