Marisela aceleró el paso, llena de curiosidad sobre por qué la madre de Celeste vendría a buscarla.
Nunca la había visto antes. Cuando Celeste la había invitado a su casa, ella solo había dicho casualmente que iría a visitarla otro día, pero nunca había ido.
Con esta duda en mente, Marisela llegó al vestíbulo.
Al escuchar el sonido de tacones, Leonora volteó la cabeza. No se veía muy diferente de las fotos que había visto, incluso en persona era más atractiva.
Llevaba un traje sastre color caqui, con un conjunto sencillo y elegante, el maquillaje tampoco era intenso, tenía ese tipo de belleza natural y distinguida.
No era muy alta, pero tenía la ventaja de ser esbelta, delicada y encantadora, con una apariencia que inspiraba ternura.
Mientras Leonora observaba a Marisela, Marisela también la miraba a ella.
Celeste se parecía a su madre en un sesenta por ciento, solo que Celeste era más brillante y vivaz, mientras que Leonora era una belleza serena después del paso de los años, con un a