—Así que no es como piensas, no te quedes atrapada en tu propia imaginación —dijo Ulises.
Al escuchar que su hija había sido víctima de una trampa y que además se había lastimado el pie, Leonora frunció el ceño y dijo:
—¿Por qué Celeste no me dijo cuando se lastimó el pie? ¿Cómo está?
—No es nada, es un esguince común. Ya se está recuperando bien y puede caminar normalmente —respondió Ulises.
—Está viviendo en casa de Marisela, y Marisela le prepara comidas nutritivas todos los días para que se recupere más rápido. No te preocupes.
Al escuchar esto, Leonora no dijo nada.
—No te lo dijimos porque originalmente no pensábamos contarles ni a ti ni a papá, ya que Daniel propuso un arreglo privado. Isabella se disculpó, y él acompañó a mi hermana de compras hoy para compensarla —agregó Ulises.
—Mamá, con que tú lo sepas es suficiente. No es necesario mencionárselo a los padres de Daniel, tratemos de no dañar la armonía entre las dos familias.
Leonora lo miró, entendiendo las intenciones de s