Al escuchar su charla nerviosa y desorganizada, Anabel, como la líder del grupo, alzó la voz:
—¡Todas cálmense!
—¿Hermano? Uno se apellida Acosta y la otra Fuentes, ¿no les parece sospechoso?
—Tal vez sea solo una fachada. Si Isabella tuviera ese tipo de respaldo, ¿por qué habría venido a trabajar a nuestra empresa? ¿Por qué hasta ahora vuelve a vengarse?
Al escuchar sus palabras, las demás se tranquilizaron un poco, y luego alguien agregó:
—Creo recordar que Isabella no tenía padres. ¿No investigó la empresa los antecedentes familiares cuando entró? Vi el expediente de Isabella.
—Entonces ¿de dónde salió este hermano? ¿Es realmente su hermano o contrató a alguien para actuar?
—¿No será que es como en las novelas dramáticas, una heredera perdida que se separó de su familia?
—Es demasiado rebuscado. Si realmente fuera una gran heredera, que pague la multa. Si puede pagarla, significa que tiene dinero.
Todas seguían charlando, pero sin importar cuánto discutieran, solo eran especulacione