—No es eso —dijo Aurelio.
—Hay bastante fuerza policial, además Eduardo también envió gente, pero no lo han encontrado.
—También hay gente vigilando las cámaras de seguridad alrededor del pueblo natal del criminal Juan las veinticuatro horas, pero no han visto a nadie.
Era como si una persona viva hubiera desaparecido del mundo sin más.
Juan no estaba en su pueblo, tampoco lo encontraban en los alrededores, y no había registros de él en transporte público ni hoteles.
Si hubiera escapado manejando durante la noche, la policía ya habría bloqueado todas las salidas principales desde el primer momento, además las cámaras de las carreteras deberían haber captado su imagen.
Pero de todo esto, no habían encontrado nada.
—Esa persona sabe esconderse muy bien. La policía ya revisó hasta los sótanos y usaron perros policía —añadió Aurelio.
—Ahora la policía ha expandido la búsqueda a las ciudades vecinas. Como no está en San Miguel del Monte, es muy posible que haya escapado inmediatamente.
—Y l