¿Qué hacer en esas dos horas?
Ya había estado de compras toda la tarde y había comprado lo que quería. Aunque tenía la tarjeta negra, había sido "discreta" en sus compras, después de todo tenía que mantener su "imagen".
Abrió el mapa buscando tiendas de lujo cercanas, pero en su lugar vio calles y avenidas familiares.
Este lugar estaba muy cerca de su antigua empresa, solo a dos kilómetros de distancia.
Isabella sonrió con malicia, se le ocurrió un nuevo plan.
—Vamos a la agencia de modelos Nuevo Talento. Cuando renuncié dejé algunas cosas en mi casillero —le ordenó a su chofer personal.
—Sí, señorita —respondió el conductor.
En el amplio asiento trasero del lujoso auto, Isabella cruzó las piernas, sacó un espejo pequeño para retocarse el lápiz labial y luego se sonrió a sí misma en el reflejo.
Por fin había llegado su momento de venganza, era su turno de darles una lección.
Solo pensar en esa escena la llenaba de satisfacción, mostrando en su rostro una expresión de triunfo mezquino.