Por eso ahora que Marisela tenía problemas, definitivamente no sería desagradecida y la ayudaría hasta el final.
—En ese momento eran dos contra una, y además realmente vi que te robaban y usaban tus cosas —dijo Marisela.
En realidad, en aquel dormitorio de cuatro personas, Celeste era la única de otra facultad. Los estudiantes de arte generalmente tenían dinero, pero las otras dos compañeras de cuarto no eran tan adineradas como Celeste, lo que generó envidias.
Celeste nunca había hablado de su origen familiar, mantenía un perfil bajo. Ella pensaba que su familia tenía una pequeña empresa o algo así, quien iba a saber que en realidad era una empresa familiar de considerable tamaño.
Hasta hoy recordaba vívidamente esa escena: al regresar al dormitorio vio dos contra una, con Celeste en desventaja. Después de llamar por teléfono para notificar a la supervisora del dormitorio, pensó esperar refuerzos.
Pero viendo que realmente golpeaban muy mal a Celeste, instintivamente se lanzó a inter