Ulises persiguiéndola así para burlarse de ella la hacía sentir tan avergonzada frente a su amiga. ¡Ojalá pudiera borrarlo oficialmente como hermano, eliminar su nombre del registro familiar!
—No puede ser, han pasado dieciséis minutos —respondió la voz de Ulises.
Celeste estaba a punto de estallar. Qué vergüenza, por primera vez sentía que Ulises deshonraba el apellido Bustamante y las tradiciones familiares.
Antes de que pudiera replicar, el hombre al otro lado del teléfono añadió, con tono serio y hasta cierta preocupación:
—Si de verdad no ha salido, deberías llevarla al hospital. Quizás algo le sentó mal en el estómago. Además, estar tanto tiempo en cuclillas puede causar hemorroides.
Al escuchar esto, Marisela apretó el puño con fuerza, sintiendo que se le cortaba la respiración y casi se ahogaba.
¡¿Qué clase de persona era?!
¡Sabía que ese canalla de Ulises no descansaría hasta humillarla!
Sentía que además de su demanda de divorcio, podría llevar a Ulises a los tribunales por a