—Ulises, nosotros nos vamos —dijo Celeste despidiéndose con la mano.
Ulises respondió con un simple "ejem", sin dejar de mirar a Marisela.
Celeste no lo notó y se acercó a su amiga.
Matías también se despidió, observando que el señor Bustamante mantenía la mirada fija en Marisela.
Mientras los tres se alejaban, un minuto después Matías miró hacia atrás y descubrió que el señor Bustamante seguía de pie en el mismo lugar, observándolos.
No, mejor dicho, observando a Marisela.
Matías apretó los labios. Ya no tenía ninguna duda: el señor Bustamante estaba interesado en Marisela.
Mientras tanto.
Viendo cómo se alejaban, manteniendo siempre distancia con él y sin dedicarle ni una sola mirada.
Ulises finalmente comprendió lo que significaba cavar su propia tumba.
Esa mañana había acosado a Marisela preguntándole en público por qué lo miraba tanto, y ahora ella ya no lo miraría más.
Ni siquiera le dirigiría la palabra.
Ulises suspiró ligeramente mientras se dirigía a su auto para volver a la e