Capítulo 507
Colgó antes de que él pudiera decir algo más y miró a Lorenzo.

—¿Ahora estás satisfecho? —preguntó, con una mezcla de cansancio y resignación.

Lorenzo la observó con ojos oscuros y profundos.

—No es suficiente.

Celeste lo miró, sorprendida y confusa. ¿Cómo no era suficiente?

—¿Qué más quieres? —preguntó, frustrada.

—Todos, fuera —ordenó Lorenzo con frialdad.

Las sirvientas, incluida Matilda, desaparecieron en segundos, dejándolos solos en el amplio salón.

Celeste notó los ojos enrojecidos de Lorenzo y supo que algo estaba por pasar. Se levantó rápidamente para escapar, pero él fue más rápido. En un segundo, la tumbó en el sofá.

—¡Ah! —soltó un pequeño grito.

El sofá era lo suficientemente suave como para que no sintiera dolor, pero la rapidez de la acción la tomó por sorpresa.

—¿Por qué corres? —preguntó Lorenzo con una sonrisa torcida—. ¿No querías saber qué me haría sentir satisfecho? Pues así es como lo consigo.

Mientras hablaba, tomó su mano y la llevó a sus labios, mordisqueando s
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