Capítulo 501
Manuel, retorciéndose de dolor, gritó desesperado:

—¿De verdad crees que puedes compararte con Lorenzo? ¡Hasta tu suegro, aquel alcalde, tiene que hacer lo que él diga! ¡Yo no maté a tu padre! Si eres listo, me sueltas ahora, ¡o el que va a estar acabado eres tú!

—Qué miedo… —Yael presionó con más fuerza su pie contra el rostro de Manuel, sus ojos brillando con una furia asesina—. Manuel, te has creído intocable por mucho tiempo. Tú mataste a mi padre y a mi hermana, y Celeste dejó a mi hermano ciego de un ojo. ¡Vaya par de desgraciados son tú y tu hija! Hoy, voy a arrancarte los ojos como compensación por lo que le hiciste a mi hermana.

Uno de los guardaespaldas le entregó con respeto una navaja, que Yael tomó sin dudar.

Manuel, sabiendo lo peligroso que podía ser Yael, sintió el terror apoderarse de él. Su rostro se desfiguró por el miedo mientras luchaba frenéticamente por liberarse.

—¡Yael, no puedes hacerme esto! ¡Mi hija no te lo va a perdonar!

—¡Hermano!

Jacob irrumpió en la hab
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