Capítulo 457
Gabriel permanecía en silencio. Celeste miró a su alrededor, preocupada, y decidió levantarse.

—Vamos, te acompaño a buscar a tus papás —dijo, recordando que Gabriel siempre necesitaba alguien que lo cuidara debido a sus problemas mentales.

—Celeste, hace mucho que no te veía. ¿Estás bien? —dijo Gabriel, sonriendo torpemente. Su voz y tono eran claramente diferentes a los de una persona normal.

Celeste le devolvió la sonrisa.

—Estoy bien, ¿y tú?

Sus palabras fueron suaves y su rostro irradiaba calidez. Sus ojos, grandes y llenos de luz, parecían brillar bajo la tenue iluminación del jardín. El viento de la noche ondeaba la falda de su elegante vestido blanco, dándole una apariencia casi etérea, como una diosa bajo la luz de la luna.

Gabriel la miraba, su corazón latiendo con fuerza. Con manos temblorosas, sacó del bolsillo un pequeño y colorido estuche y se lo tendió.

—¿Es para mí? —preguntó Celeste, sorprendida.

—Sí —respondió Gabriel, asintiendo con entusiasmo.

—Gracias —dijo Celeste
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