Capítulo 29
Después de un rato, Lorenzo salió del baño. Arregló su camisa y se abotonó los botones, aunque seguía algo arrugada, se veía más ordenado y serio que antes.

Se sentó frente a ella y observó todas las comidas en la mesa. Sin rodeos, seleccionó el tazón de sopa que estaba frente a ella.

Celeste se sorprendió un poco:

—¡Esa es mi comida!

Lorenzo levantó la mirada con frialdad:

—¿No las pagué yo?

Su voz sonaba fría y dominante, como si le estuviera diciendo: «¿Te atreves a quitármela?»

Celeste se calló tranquilamente y miró con nostalgia el tazón de sopa… Era cierto que ella no podía permitirse pagar los gastos de una habitación VIP del hospital. Considerando que él los había pagado, decidió ceder.

En realidad, a Lorenzo no le gustaba tanto la sopa, pero al ver lo mucho que ella la deseaba, su lado malicioso salió a flote y decidió intimidarla un poco. Tomó un sorbo de sopa y, no sabía si era porque se la había “arrebatado”, le pareció bastante buena.

La comida transcurrió en un ambiente e
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