Era difícil imaginar cómo una niña de cinco años pudo convivir con el cadáver de su mamá durante esos días, y cómo logró sobrevivir a eso.
Incluso Andrés, que se considera una persona fría, se sintió incómodo al escuchar esas palabras.
—¿Eres el novio de Celeste?
La esposa del alcalde observaba con curiosidad a Lorenzo.
En su fuero interno, pensaba que Celeste tenía mucha suerte por haber encontrado a un hombre tan rico. En el futuro ya podría vivir cómodamente.
Lorenzo se quedó en silencio por un rato, sin responder a la pregunta de la mujer, y le ordenó a Andrés que los acompañara a la salida.
La pareja se fue satisfecha con el dinero.
Lorenzo agachó la cabeza y miró a la niña con la mirada perdida en sus brazos. Sus ojos reflejaban una emoción compleja.
Celeste nunca había sido una persona fría.
Cuando estaba enferma, en sus sueños llamaba a su mamá.
Debido al dolor extremo, después de su grave enfermedad, su subconsciente había evitado el hecho de la muerte de su madre, y normalmen