Los gemelos estaban al tanto de los rumores entre su hermano mayor, y la pequeña Omega, que ahora mismo estaba entrenando con su madre.
—Puedo entender por qué Kieran se fijó en ella.
Sus ojos serían cada uno de sus movimientos calculados y femeninos.
Para nadie era un secreto que se había mantenido alejado de cualquier hembra a su alrededor, pero esta había despertado su interés más rápido que ninguna otra.
—Es sumamente hermosa y letal —afirmó su hermano a su lado asintiendo con la cabeza antes de ladear una sonrisa maliciosa—, justo de nuestro tipo.
—Si Kieran te escucha va a matarte.
—¿Y si probamos algo? Todavía nuestro hermano no la ha reclamado propiamente, hagamos que estalle de celos. Será divertido.
—¿Qué estás pensando?
Ambos gemelos se rieron, porque, aunque no habló entendió enseguida.
Después de qué terminó el entrenamiento y su madre se fue, los dos avanzaron hasta donde estaba Aisha.
La pequeña hembra los miró con curiosidad.
—Hola, Aisha.
Ella sintió con la cabeza, a