Él de repente la sorprendió apartando su mano de su pecho fulminándola con la mirada de manera gélida.
—No sé a qué te refieres. No vuelvas a tocarme así.
Kieran comenzó a tirar de ella en dirección a otro lugar mientras que Alison lloraba en silencio por su padre. Ella haría lo que fuera por él, incluso con lo obstinado y rústico que era ella sabía que la amaba. Siempre había cuidado de ella.
Kieran por su parte no pudo evitar pensar en lo que había sentido con el toque de aquella chica.
—¿Volverás a encerrarme otra vez?
Él no le respondió absolutamente nada hasta que se detuvo frente a una celda.
—Tienes cinco minutos. No vas a escapar, estaré justo aquí —gruñó en advertencia señalándole la celda con la cabeza y Alison lo miró con los ojos bien abiertos como si no creyera que él la había llevado con su padre.
—¿De verdad? —preguntó con un hilo de voz.
El cachorro bufó por lo bajo.
No iba a traicionar a su madre, pero él sabía lo que se sentía estar solo. No pasaría nada con que ella