—No necesito tu protección ni la de nadie —habló con más dureza de la que quería y vio un músculo pensarse en la mandíbula de él.
—Aisha, no lo entiendes. Las hembras del Mirador del Valle son diferentes a las de los cuatro reinos, no necesitamos tener sexo para saber quién es nuestra pareja porque la marca aparece en presencia del macho al que las hembras están emparejas. Justo como esta.
Él de repente mostró la marca que tenía en la mano y Aisha notó que ella poseía una igual.
El aire se atascó en sus pulmones mientras veía impresionada aquello.
—¿Cómo…?
“Esto no estaba aquí.”
Pensó ella abatida.
¿Quería decir que todo lo que le habían dicho era real?
¿Y si le habían hecho esa marca y ella no lo había anotado pues se había quedado dormida?
Aisha observó al macho sin aliento analizándolo en silencio sin reaccionar a los pensamientos contradictorios de su cabeza.
El cabello del macho era profundamente negro al igual que sus ojos contrastando con su piel pálida, también era muy guapo