—¡¿Se puede saber qué demonios están haciendo?! ¡La Arena no es para esto y no lo permitiré! —rugió la voz del entrenador.
Acto seguido, Aisha se levantó de encima de Talía completamente tensa ante la mirada decepcionada de su entrenador. Ella sabía que eso pasaría, pero se había dejado llevar por la ira de no querer dejarse humillar por Talía, como siempre lo hacía. Necesitaba pensar rápido.
—¡Esto es una vergüenza!
—Solo… estábamos entrenando —dijo Aisha con rapidez sabiendo lo que podían hacerle a ambas por romper la reglas.
—¡Es mentira! ¡Fue su culpa Alfa Kieran! ¡Ella me atacó!
Talía se levanta del suelo con los ojos llenos de lágrimas y Aisha se tensa enseguida segura de que va actuar como la perra que es. Siempre inventado mentiras sobre ella.
—Diosa, ¿Por qué no me sorprende? Es simplemente estúpida —masculló por lo bajo irritada Aisha.
Kieran normalmente era inexpresivo pero esta vez luchó por contener una sonrisa. Le gustaba el fuego interior de Aisha que ella por más que i